Suiza ejerce una política exterior activa: desarrolla las relaciones con los estados vecinos y la Unión Europea (UE) y refuerza su apuesta por la estabilidad de Europa y el mundo. Además, intensifica y diversifica sus colaboraciones estratégicas y compromisos multilaterales.
La neutralidad es uno de los fundamentos de la política exterior helvética. Prohíbe a Suiza participar en conflictos armados y entrar en alianzas militares.
Suiza proporciona ayuda en catástrofes humanitarias y para el desarrollo a largo plazo en los países en vías de desarrollo. Concede asilo a víctimas de persecuciones.
En el pasado, Suiza ha contribuido gracias a su labor como intermediaria a la resolución de numerosos conflictos internacionales. También interviene como potencia protectora para países terceros cuando las relaciones diplomáticas se interrumpen.