Además de hacer contribuciones financieras, Suiza también pone a sus expertos a disposición del PMA; como es el caso de Marjolaine Greentree, miembro del Cuerpo Suizo de Ayuda Humanitaria y actualmente la principal asesora regional de la organización de las Naciones Unidas. Con base en Johannesburgo (Sudáfrica), la experta suiza representa al PMA en el comité RIASCO (Comité Regional Permanente Interorganismos), establecido específicamente para hacer frente a las consecuencias de El Niño. El RIASCO está compuesto por organismos de las Naciones Unidas, organizaciones no gubernamentales y países donantes. El comité define las prioridades de la respuesta humanitaria que precisan los ocho países más afectados del sur de África –entre ellos Lesotho– y, posteriormente, todos sus miembros ejecutan los planes de acción.
Señora Greentree, usted viaja con frecuencia por los países del África austral, ¿cómo describiría la situación actual?
La región sufre la mayor sequía de los últimos 30 años. Según las previsiones, durante el período de escasez, entre enero y mayo de 2017, habrá 40 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria. Más que a una crisis alimentaria, el sur de África se enfrenta a una crisis humanitaria que tendrá repercusiones considerables sobre los ámbitos de la seguridad alimentaria, la agricultura, la salud y la educación. Los medios de vida de las poblaciones vulnerables se verán drásticamente reducidos.
Hay muchas organizaciones preparadas para responder a la crisis, ¿cómo se coordinan entre ellas?
La coordinación se lleva a cabo en dos niveles. Por ejemplo, el PMA dispone de 11 oficinas en el África austral y de varias suboficinas en cada país. Mi función y la de mi equipo consiste en garantizar que los planes de acción definidos en el marco del comité RIASCO, que son adoptados y aplicados por todas las unidades del PMA, se coordinen de forma óptima con todos nuestros asociados. Cabe destacar que el PMA ha asignado a esta crisis el más alto grado de su escala de emergencia, lo que en la práctica se traduce en una importante movilización de recursos humanos, materiales y financieros. Al tener que actuar con urgencia los plazos son extremadamente cortos, por lo que no es posible garantizar un seguimiento completo de las acciones. En semejantes circunstancias es imprescindible contar con una buena coordinación.
Por otro lado, la crisis exige un estrechamiento de la cooperación entre las organizaciones. Eso es lo que hago para el PMA y la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO). Por ejemplo, hemos elaborado conjuntamente planes de acción para cada país de cara a la estación agrícola, con objeto de preparar a la población para la llegada de La Niña y sus correspondientes lluvias torrenciales, inundaciones y deslizamientos de tierra, y de mejorar las herramientas de análisis de la seguridad alimentaria.
El Niño es un fenómeno climático recurrente, ¿cómo se puede evitar que estos países se encuentren en la misma situación en los próximos años?
Los países del sur de África han tenido que encajar muchos golpes en estos últimos años –ya sea por fenómenos climáticos, como por la situación económica o de seguridad– que han socavado el progreso de la región. La labor de los actores humanitarios, en colaboración con los países receptores, debe centrarse en fortalecer la capacidad de preparación de las comunidades y de los sistemas frente a estos golpes, pero también en su capacidad para amortiguarlos adquiriendo una mayor resiliencia.