Relojes especiales: el carillón de La Chaux-de-Fonds

En La Chaux-de-Fonds, con sus más de 40.000 habitantes la villa más alta de Europa, se encuentra un carillón con una amplitud de nueve metros de altura y once metros de longitud. Repica cada cuarto de hora y se decanta por un juego de efectos de luces, colores y sonidos.

El carillón no es sólo una obra de arte, es ante todo un reloj de funciones completas. Fue inaugurado en 1980 con ocasión de la apertura del Museo Internacional del Reloj. El reloj madre, que se esconde detrás de una caja de acero, garantiza que el reloj delantero, visible para todo el mundo, dé la hora con una exactitud de una centésima de segundo.

Las esferas de este reloj digital están divididas en siete segmentos. Son tan grandes y tan claros que se pueden ver incluso desde una distancia de 150 metros. Ahora, el reloj es impulsado por medio de un control electrónico. Cada 15 minutos unos martillos pequeños repican las campanas y tocan una melodía que varía de temporada en temporada. Al mismo tiempo se mueven doce láminas metálicas al son de la música.

Informaciones complementarias