Contexto
Para el año 2050, la población mundial alcanzará los 9000 millones de habitantes. Al mismo tiempo, se están reduciendo las tierras laborables, los pastizales y los recursos hídricos. Por lo tanto, es necesario contar con agrosistemas que puedan abastecer a la población mundial con alimentos nutritivos en cantidades suficientes.
Mientras en Europa la mayoría de las pérdidas de alimentos ocurren al final de la cadena alimentaria, por ejemplo, en los supermercados, restaurantes o en el consumo hogareño, en los países en desarrollo dichas pérdidas se producen antes. El motivo radica, junto a la falta de acceso a los mercados, en el uso de métodos de recolección, de procesamiento y/o de almacenamiento deficientes. El estudio «Global Food Losses and Food Waste» de la FAO de 2011 demuestra que, por ello, los países del África subsahariana pierden hasta 170 kg de alimentos per cápita al año. Hasta la fecha, esta situación no ha cambiado sustancialmente.
Según el FIDA o Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (International Fund for Agricultural Development, IFAD), existen aproximadamente 500 millones de pequeños agricultores en todo el mundo. Las pequeñas explotaciones agrícolas representan el medio de subsistencia de más de 2000 millones de seres humanos. Estas explotaciones producen cerca de la mitad de los alimentos de todo el mundo y más del 70% de los alimentos que se consumen en Asia y en el África subsahariana.
El cambio climático, las catástrofes naturales y los cambios económicos dificultan el trabajo de los pequeños productores. Deben adaptar su producción a las condiciones cambiantes y un poco imprevisibles, y dependen de los servicios de investigación y asesoramiento. Para la COSUDE estos servicios resultan eficaces si contemplan el aprovechamiento de los conocimientos tradicionales y locales. La agricultura suiza es todo un ejemplo gracias a su producción de alimentos multifuncional, asentada en el equilibrio social y regional, de base familiar y respetuosa con el medio ambiente.